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Deporte y Fisioterapia Contra La Depresión

“La depresión es la principal causa de discapacidad en todo el mundo y es uno de los principales contribuyentes a la carga mundial general de enfermedad” (OMS 2020).

Los síntomas de depresión y ansiedad pueden surgir primero desde la niñez hasta la adolescencia con diferentes niveles de gravedad, aunque no suelen conducir a un diagnóstico clínico.

De hecho, alrededor del 10% de los adolescentes experimenta depresión subclínica, que a menudo se asocia con deterioro funcional e interferencia en su educación, y también puede ser un precursor de un trastorno depresivo mayor en la edad adulta.

Además, existe evidencia de una asociación causal por la cual la ansiedad precede a la depresión, de modo que muchos jóvenes con síntomas depresivos sufren ansiedad comórbida.

La detección temprana de los síntomas de depresión y ansiedad es crucial para el inicio oportuno del tratamiento.

El ejercicio y la fisioterapia se han recomendado como componentes esenciales en la rehabilitación de la EP (Enfermedad de Parkinson), complementarios de la farmacoterapia y la cirugía funcional.

Una revisión sistemática reciente de los efectos a largo plazo del ejercicio y la fisioterapia para pacientes con EP concluyó que la mayoría de los ejercicios de estiramiento y los programas de entrenamiento de resistencia tuvieron beneficios clínicamente significativos en la movilidad, la marcha y el equilibrio entre los pacientes con EP durante la implementación del ejercicio.

El ejercicio, un subconjunto de actividad física planificada, estructurada y repetitiva, con el fin de mejorar o mantener más componentes de la condición física, tiene efectos bien establecidos sobre la ansiedad entre adultos sanos, adultos con enfermedades crónicas y adultos con ansiedad.

Evidencia reciente indicó que RET (entrenamiento con ejercicios de resistencia) reduce significativamente la ansiedad entre adultos sanos.

La etapa universitaria es un período en el que el estilo de vida es relativamente flexible en comparación con el de la edad adulta y es probable que experimente un cambio correctivo. Sin embargo, muchos estudiantes universitarios carecen de actividad física.

Los estudiantes universitarios que no se especializan en educación física, rara vez realizan actividad física en sus estudios.

Además, con el uso cada vez mayor de teléfonos inteligentes, juegos de ordenador y mirar la televisión, el tiempo que se pasa sentado aumenta constantemente en comparación con el tiempo que se pasa realizando actividades físicas.

Con el proceso de envejecimiento, la calidad de vida (CV) entre la población anciana puede disminuir gradualmente.

La CV puede conceptualizarse como el conjunto armonioso de satisfacciones que los individuos obtienen en su vida diaria, que considera los aspectos físicos, psicológicos y sociales de la vida.

La buena CV del anciano se puede definir como sentirse mejor, realizar adecuadamente las actividades básicas de la vida diaria (AVD) y vivir de forma independiente.

La disminución de la actividad física puede contribuir significativamente al aumento de los niveles de depresión.

Por otro lado, el ejercicio físico regular altera positivamente los síntomas de la depresión, promoviendo así la salud mental.

Además, el ejercicio físico facilita y estimula la interacción social con consecuencias positivas en la calidad de vida.

El ejercicio físico, definido como una actividad física planificada y estructurada realizada para mejorar uno o más componentes de la aptitud física, es un elemento clave de un estilo de vida saludable, que contribuye a la prevención y tratamiento de varias enfermedades.

El embarazo es un buen momento para comenzar a hacer ejercicio, ya que se asocia con una mayor motivación para mantener o iniciar un estilo de vida saludable, y una mayor frecuencia de citas médicas, lo que facilita el seguimiento del ejercicio físico.

El ejercicio, yoga y meditación sus beneficios generales para la salud justifican su uso como terapia complementaria para pacientes con depresión y trastornos de ansiedad.

Cuando se comparó con un programa de relajación social de control, la intervención de ejercicio resultó en una reducción significativa de los síntomas de depresión después de 6 semanas.

Ambas intervenciones mostraron beneficios similares en la reducción de la ansiedad. Al inicio del estudio, ambos grupos tenían una condición cardiovascular gravemente baja, que mejoró significativamente solo en el grupo de ejercicio.

Ambos grupos mostraron una mejora significativa en los resultados físicos relacionados con los síntomas motores y la movilidad. También confirmó que las intervenciones de ejercicio físico tuvieron un impacto positivo en las capacidades físicas y funcionales. Los hallazgos mostraron que sólo el grupo Mindfullness Yoga demostró una mejora significativa con respecto a los aspectos psicosociales de la vida.

Este estudio mostró que el aumento del comportamiento sedentario elevaba el estrés, la ansiedad y la depresión.

En el contexto social, la actividad física promueve una mejor integración en la sociedad. Además, mejora la satisfacción con la vida y reduce la soledad. Las personas mayores que presentaron síntomas de ansiedad y la depresión presentaban peor CV y sedentarismo. Por lo tanto, la autopercepción física en los ancianos aumenta su sentido de competencia, haciéndoles creer en su capacidad para realizar las AVD.

En conclusión, demostramos que un programa de ejercicio físico acuático intermitente reduce la ansiedad, la depresión y el estrés oxidativo y mejora la capacidad funcional de los ancianos deprimidos.

El ejercicio puede prevenir la macrostomia fetal, la DMG y mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y el estado físico de la madre, disminuyendo el agotamiento materno.

La intensidad del dolor lumbopélvico tuvo un mejor control en las mujeres que hicieron ejercicio durante el embarazo. La ansiedad y la depresión prenatal se redujeron con el ejercicio.